Acción global frente a la emergencia climática
Los efectos del cambio climático se notan cada vez con más contundencia en países como España, donde el riesgo de desertificación es de los más altos de Europa, y los fenómenos extremos como sequías, temporales (como Filomena o las DANAs) se multiplica situándonos ante una emergencia climática real.
Sin embargo, hasta la llegada del actual Gobierno de coalición, los gobiernos precedentes han preferido seguir sacrificando nuestra tierra y nuestra salud a costa de los beneficios y la contaminación de las grandes empresas energéticas y eléctricas. Esas con suculentos consejos de administración a donde siempre dirigen las puertas giratorias. En estos últimos años la lucha contra el cambio climático se ha convertido en un asunto de alto consenso y baja intensidad. Pero hace años que fuimos conscientes de que el tiemp para echar el freno se acaba. Es ahora o nunca.
Tenemos una sociedad construida sobre el principio universal de usar y tirar. Usamos y tiramos cosas, usamos y tiramos personas. Vamos rápido, aunque no sepamos muy bien a dónde vamos. Llama la atención que sean precisamente los más jóvenes, que siempre suelen ser acusados de vivir deprisa y mirar por sí mismos, quienes estén señalando las costuras de este sistema.
De momento la herencia que les dejamos es como para que den ganas de rechazarla, si eso fuera posible. La temperatura en las ciudades españolas ha subido el doble que la media mundial en 50 años, el 80% de España está en riesgo de desertificación, los grandes incendios forestales arrasan nuestros bosques cada verano y el agua se ha convertido en un bien con el que especular y corromper más que un derecho a garantizar.
Tenemos que tomarnos esta situación en serio y ponerla en el centro de nuestra acción política. Sabemos lo que hay que hacer pero no todo el mundo está dispuesto y tiene la capacidad de hacerlo. Unidas Podemos propone un #HorizonteVerde ambicioso que permitiría pulsar el botón de emergencia en nuestro país. Gracias a ello hemos impulsado desde el Consejo de Ministros la declaración de emergencia climática y aprobamos la primavera pasada el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética en tiempo record, que actualmente se encuentra finalizando su tramitación parlamentaria y que dotará a España de una norma que nos permita avanzar hacia la neutralidad de emisiones en 2050 y la implementación de diferentes objetivos de reducción de emisiones, eficiencia energética y energías renovables, para ello ha sido necesario un gobierno que ha situado en el centro a nuestra gente, a nuestra tierra.
Con valentía son muchas las cosas que se pueden hacer. La principal: educar. La educación es la herramienta clave para transformar nuestra sociedad, educar en la sostenibilidad en todas las etapas de la vida es fundamental para cambiar nuestra forma de estar en el mundo, de pensar, de consumir, de reutilizar, de movernos y de relacionarnos con la naturaleza. Además, las escuelas son un lugar perfecto para comenzar a apostar por el consumo de proximidad, por una alimentación saludable que respete el entorno y cuide nuestra salud. Una vez más, es posible, pero los que se benefician del actual estado de las cosas no harán nada para que avancemos.
No podemos permitir que las grandes empresas multinacionales, las que han bloqueado y presionado contra el autoconsumo energético y contra la democratización del cambio de modelo productivo, sean ahora quienes de mala manera y a trompicones avancen en la transición energética dejándose a la gente por el camino. El gran objetivo común al que nos enfrentamos como sociedad no pasa por cambiar unos privilegios de ganancia por otros: antes con las térmicas, ahora con las renovables, mientras la gente no tiene para vivir en sus pueblos y ciudades.
Muy al contrario, este reto ecológico, si se aborda en serio y de manera integral, es una gran oportunidad para la creación de empleo y oportunidades económicas en las zonas más deprimidas y abandonadas por la desindustrialización de la España vaciada. No olvidemos, además, que son esas mismas personas trabajadoras y sus comunidades las que han pagado con su salud la brutal contaminación del aire producida por esas mismas térmicas. También conviene recordar que otra de las consecuencias de este nefasto modelo energético ha sido la subida incontrolada de la factura energética de los hogares y las dramáticas situaciones de pobreza energética.
Avanzar hacia un país sostenible, hacia un horizonte verde, implica cambiarlo todo porque nos obliga a reordenar nuestras prioridades. Las políticas desarrollistas sin freno son incompatibles con la vida y están llevando al planeta más allá de sus límites. Son las mismas que han arrasado el medio ambiente. Esas políticas han llenado los bolsillos de las empresas constructoras que luego, a su vez, llenaban los bolsillos de los políticos del PP.
Necesitamos reencontrar el equilibrio, un nuevo contrato climático, social y medioambiental que nos permita armonizar nuestras vidas, hacerlas dignas y seguras, al mismo tiempo que conservamos y cuidamos nuestra tierra, para garantizar que las vidas de los que vienen después, también lo sean. Es posible, no dejemos que nos pueda el bloqueo y la indefensión en los que nos quieren sumir los que se benefician de este sistema. Empieza tomando conciencia, empieza cambiando lo que piensas para cambiar lo que haces.